jueves, 30 de abril de 2015

Cuando un cliente sale mal

El 100% de éxito es imposible. Pero hasta ahora nosotros habíamos mantenido ese tanto por ciento. Con más de cien clientes, todos satisfechos y con una tasa de clientes que repiten en torno al 30% que en este sector es altísima. Trabajar con personas y en cosas tan íntimas es muy difícil, hay que tener mucha mano izquierda y hasta ahora hemos salido del paso de todas las situaciones raras a las que nos hemos enfrentado, de una manera de todo fuera bueno tanto para el cliente como para nosotros. Ahora nos ha tocado chocar contra un muro, cuando hemos llegado a una encrucijada sin solución. 

Yo tengo muy claro lo que soy o lo que vendo. Soy un escort profesional y vendo mi tiempo, mi cuerpo, mis habilidades y técnicas. Pero no vendo mi dignidad, en eso lo tengo muy claro. Estar en la cama con nosotros tiene un precio, pero para pagar nuestra dignidad no hay dinero en el mundo. 

Estamos trabajando en Miami y un cliente nos ha dicho que el problema con los escorts de aquí es que casi todos usan fotos falsas. De hecho hasta hemos visto anuncios que usan fotos de personas conocidas. Nosotros siempre pedimos el dinero por adelantado antes de cada servicio. Es un seguro que tenemos que al final del servicio no nos van a decir que no tienen el dinero (nunca nos ha pasado, pero a amigas escorts si que se lo hacen a menudo). También es una tranquilidad por trabajar con el dinero por delante. Pero llegó un cliente que nos dijo que no pagaba por adelantado, así que le dijimos que se fuera, que es nuestras política. Y se fue. 

Al minuto nos vuelve a llamar. Que está en la calle que quiere subir otra vez. Sube y nos dice que nos da la mitad ahora y al terminar el servicio nos da la otra mitad. No es nuestra forma de trabajo, pero sumado a que sabemos que se desconfía aquí, decidimos aceptar. Error nuestro, si tienes una norma, síguela. 

Empezamos el servicio con el cliente y la desconfianza era mutua. Y empezó un juego que le salió muy caro. Empezó a pedir cosas que no habíamos hablado y a tratarnos de una manera poco educada, diciendo que si no le gustaba el servicio no nos daba la mitad que faltaba. Un intento de chantaje en toda regla. Así que a la tercera vez que dijo "Si no me gusta el servicio no os pago la mitad" cuando ya estábamos en la cama, me levanté y le dije que se largara. De inmediato y no volviera a llamar. Que juegos con nosotros cero. A nosotros no nos torea nadie. El cliente estaba blanco, ni reacciono, se vistió en segundos y antes de darse cuenta se vio en la calle. Hay que saber tratar a una persona, da igual el trabajo que haga y el intento de mercadear con nuestra dignidad le terminó costando la mitad del servicio, por que ese dinero si que nos lo hemos quedado. 

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